Moralidad sin Dioses

Ponencia presentada por Ángel Sandoval del Movimiento Popular Revolucionario en el foro “Moralidad sin Dioses” el 19 de noviembre de 2009 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Me da mucho gusto estar aquí con ustedes. He estado presentando el libro ¡Fuera con todos los dioses! desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo de Bob Avakian. Y en el debate, siempre surge la cuestión de la moral, y qué bueno que estamos debatiendo esto hoy.

Avakian analiza crítica y científicamente las tres principales religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Analiza cómo surgieron estas religiones y cómo llegaron a predominar en el mundo: No fue porque representan alguna verdad o código moral universal, sino por fuerzas muy terrenales. Por ejemplo, ¿por qué la gente dejó de creer en los dioses de los diferentes pueblos indígenas? Fue por la Conquista y la Colonia, en que los gobernantes españoles cometieron genocidio contra las poblaciones indígenas, destruyeron sus templos, arrasaron con el templo mayor para construir la catedral en su lugar y castigaban con la muerte la creencia en los dioses anteriores. Así es como se estableció la doctrina cristiana en estas tierras: la espada de la conquista y la horca de la inquisición.

Al analizar los orígenes de la religión el libro Fuera con todos los dioses nos dice: “La noción de dios o dioses, la inventó la humanidad en su infancia debido a la ignorancia.

“La han perpetuado las clases dominantes por miles de años desde entonces al servicio de sus intereses de explotar y dominar a la mayoría de la gente y mantenerla esclavizada bajo la ignorancia y la irracionalidad.

“Gestar un mundo y futuro nuevo y mucho mejor para la humanidad implica derrocar a tales clases explotadoras y liberarse de tal ignorancia e irracionalidad esclavizante y dejarla atrás para siempre”.

Avakian destaca que puede y debe haber unidad entre creyentes y comunista

s en la lucha contra la opresión, pero a la vez hace falta un vivo y activo debate acerca de la religión, ya que en realidad dios no existe y la concepción religiosa del mundo causa mucho daño y no puede conducir a acabar con la opresión.

Al debatir esto, uno de los argumentos que hemos oído a favor de la religión es el siguiente: “Si no creemos en dios, no habría una moral, así que seríamos unas bestias y finalmente la sociedad sería un horror”.

Analicemos un poco este argumento. En primer lugar, ya vivimos en una sociedad en que la religión tiene un enorme peso, "México siempre fiel”, nos decía el Papa, un país en que algo así como el 90 o el 95% de la gente cree en dios, y el hecho es que esta sociedad ya es horrorosa.

Por ejemplo, este año van más de 6 mil muertos, la mayoría jóvenes, en esto de la “guerra contra el crimen organizado”. Los conflictos armados en que el narco está vinculado con el gobierno, la policía y el ejército en todos los niveles son un verdadero horror. Por otra parte, los jóvenes no tienen futuro bajo este sistema: se habla de la generación de los “ni -- ni”, que ni trabajan ni estudian y no es por su culpa y sí por el sistema capitalista que vivimos que no da trabajo ni suficientes oportunidades para estudiar a estos jóvenes. Calderón dice que es porque no conocen a dios. Y este es un buen ejemplo de cómo la moral cristiana culpa a la gente y defiende al sistema que es el causante de la explotación y sufrimiento que vive. Además, está la pederastia que está protegida por el estado y la iglesia; la suprema corte libera a los asesinos de campesinos en Acteal; hay tantas violaciones y acoso sexual a las mujeres; los homosexuales son asesinados por su sexualidad. En resumen, hay tremenda degradación y crueldad en todos los niveles. Son algunos ejemplos de la sociedad opresiva y horrorosa que vivimos y esto pasa con religión y con la creencia en dios.

Consideremos en contraste la experiencia de la China socialista en los tiempos de Mao Tsetung, antes de la restauración del capitalismo. Si algunos de ustedes tienen el interés de conocer la verdad de esa experiencia detrás de las mentiras que se repiten a cada rato, se van a sorprender. Por ejemplo, un profesor que vivía la Revolución Cultural nos comenta que en su aldea por diez años, no hubo ningún crimen, y en el país en general el crimen se redujo a tal grado que la gente no temía salir de noche y muchos ni cerraban con llave su casa. ¿Se imaginan ustedes? Prácticamente se eliminó la drogadicción y la prostitución, ayudando a la gente a encontrar una nueva vida. Se eliminó el desempleo y se daba de comer a todo mundo en un país en que antes muchos miles morían de hambre. Otra profesora platica que en ese entonces, los jóvenes no se veían con diferencia de género, las mujeres no fueron menospreciadas y no consideraban que su papel o destino estuviera vinculado a su género. Y hubo muchos ejemplos de luchar por emancipar a toda la humanidad, como dijo una campesina, “Yo crío cerdos para la revolución mundial”. No pensaba solo en su familia, sino en toda la gente en el mundo.

En esa sociedad predominaba otra moral, la moral de servir al pueblo, que es muy, muy diferente a la moral de esta sociedad en que vivimos ahora. Y lo que viene al punto para el problema que estamos debatiendo es que la religión tenía mucho menos peso e influencia en esa sociedad, y que la fuerza que encabezaba la lucha de la gente por lograr esas transformaciones liberadoras en la sociedad y en la moral fue el partido comunista, que reivindicaba abiertamente el ateísmo. No fue como nos cuentan: sí existía la libertad de creencia en esa sociedad socialista, seguía existiendo un sector importante de creyentes y muchos creyentes participaron en realizar esas transformaciones revolucionarias en la sociedad. Pero un sector grande de la gente dejó de creer en dios y los comunistas propagaban una cosmovisión científica del mundo, el materialismo dialéctico, que reconoce el hecho de que dios no existe.

Así que no es cierto que sin la religión no tendríamos una moral, tampoco que la sociedad sería un caos. En el libro Fuera con todos los dioses se enfatiza que: NECESITAMOS UNA MORAL PERO NO LA MORAL TRADICIONAL, NO LA MORAL RELIGIOSA; NECESITAMOS UNA MORAL QUE CORRESPONDA A EMANCIPAR A LA HUMANIDAD, NECESITAMOS UNA MORAL COMUNISTA.

Entendemos por qué mucha gente siente la necesidad de la religión como consuelo ante los horrores y sufrimiento que vive en esta sociedad, pero la religión no va a acabar con todo ese sufrimiento y horrores y sí es una cadena mental que impide cambiar radicalmente el mundo. Es una cadena mental porque inculca la fe ciega en cosas que no existen, como dios, el cielo y el infierno, que estorba el esfuerzo por conocer científicamente cada vez más la verdadera naturaleza del mundo en que vivimos, y es una cadena mental porque culpa a la gente de la situación de opresión que vive y justifica esa opresión con una moral anticuada y reaccionaria.

¿No creen ustedes que la moral religiosa, por ejemplo del cristianismo, sea una moral anticuada, reaccionaria y opresiva? Veamos algunos ejemplos de la moral que promueve la Biblia.

La Biblia predica sumisión ciega a la autoridad. Por ejemplo, Romanos 13, versículos 1 y 2 dice: “Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, las que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán sobre sí mismos la condenación”. Así que por ejemplo, según esto, los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas deben someterse al gobierno de Calderón, porque lo manda la Biblia, y no deben rebelarse, cuando en realidad es completamente justo rebelarse contra este gobierno que no representa ningún orden divino inexistente y que echa a estos trabajadores a la calle de la noche a la mañana en un intento de suprimir fuerzas que se oponen a su programa y para allanar el camino a mayor privatización de la industria eléctrica, poniéndola en manos del gran capital nacional y extranjero.

En contraste con la moral religiosa de sumisión ciega a la autoridad, la moral comunista (al contrario de las mentiras que nos han contado al respecto), si bien reconoce la necesidad de dirección, promueve el pensamiento crítico, que la rebelión se justifica y que la meta final de la lucha, el comunismo, será una sociedad en que no hará falta ni estado ni autoridades por encima de la gente. Es más, la nueva síntesis de Bob Avakian enfatiza la necesidad de promover bastante más el debate, disentimiento y la protesta en las futuras sociedades socialistas.

La Biblia también predica la sumisión de la mujer al hombre y a la autoridad patriarcal. Entre muchos ejemplos, podemos citar Efesios 5:22-25, que dice: “Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; … Así que como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”.

Estas ideas se expresan en nuestra cultura ahora con expresiones como: Lo que diga mi señor; mi vida es la familia; no eres mujer si no eres madre; no debes divorciarte tienes que aguantar, es tu cruz; si no te pegan no te quieren; eres mujer, ¿para que estudias?; si te embarazas te casas; salió con su domingo siete; tienes que aguantarte los golpes por tus hijos.

¿Cuánta opresión y degradación de la mitad de la raza humana se ha justificado con esta moral religiosa machista y patriarcal? Las golpizas a las mujeres, la discriminación y el acoso sexual en el trabajo, negarles el derecho de siquiera decidir sobre su propio cuerpo con el derecho al aborto seguro y el uso de anticonceptivos, la pornografía que pone a la mujer como un objeto de úsese y tírese, los feminicidios de Ciudad Juárez y otros lugares... la lista es interminable.

En contraste con la moral machista y patriarcal de la Biblia, la moral comunista se basa en el entendimiento científico de que la opresión a la mujer surgió con el advenimiento de las sociedades de clase y que es esencial liberar a las mujeres de toda forma de opresión y desigualdad como parte de la lucha por emancipar a la humanidad. Plantea romper las cadenas y desatar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la revolución.

Nos limitamos a estos ejemplos, aunque además de promover la sumisión ciega a la autoridad y la opresión a las mujeres, la Biblia también defiende:

La esclavitud

Matar homosexuales

Matar a niños desobedientes

Superstición y temor a lo desconocido

Matar a los que adoran a otros dioses

Matar a mujeres que no son vírgenes al casarse

Violar y esclavizar en las guerras a las mujeres que son vírgenes

Esto es horroroso, ¡y hay más!

Esta moral no es la moral que necesitamos.

La Biblia no es palabra de dios, que no existe, sino un texto de una antigua sociedad esclavista y patriarcal que defiende y justifica las relaciones de explotación y opresión de aquella sociedad y promueve una moral que corresponde a tales relaciones. Así es la relación en general entre la moral y la estructura económica y social de una sociedad. La moral no determina la naturaleza de la sociedad, sino que todo sistema moral refleja las relaciones económicas y sociales de una sociedad dada. Sin embargo, la moral tiene un impacto importante: la moral predominante justifica, defiende y reproduce las relaciones económicas y sociales existentes y a veces, sobre todo en tiempos revolucionarios, otra moral surge que cuestiona y subvierte estas relaciones, como parte de la lucha por transformarlas.

¿Por qué la moralidad de la Biblia aún se sostiene, con ciertas modificaciones, si ya no estamos en el esclavismo? Es porque aun vivimos en una sociedad basada en la explotación, caracterizada por profundas desigualdades y sufrimientos y la moral de esa sociedad esclavista y patriarcal del pasado todavía sirve como pegamento de la sociedad capitalista y patriarcal del presente. Napoleón Bonaparte, que jugó un papel importante en consolidar el sistema capitalista en Francia y Europa, explicó bien por qué las clases dominantes explotadoras actuales necesitan la religión. Dijo: “La sociedad es imposible sin la desigualdad, ésta no puede sostenerse sin una moral que lo justifique; y a su vez la moral no puede mantenerse sin la religión”. (p. 37) O sea, la religión y la moral correspondiente sirven para justificar y defender las grandes desigualdades e injusticias de este sistema.

Pero el sistema capitalista mundial ya no es necesario ni deseable para la mayoría de la humanidad. Ya es posible otra sociedad. Ya existe el conocimiento y la tecnología suficiente para acabar con el hambre y cubrir las necesidades básicas de todos: lo que pasa es que eso no se hace en esta sociedad porque no es una actividad rentable para los capitalistas que controlan la economía. Existe la base para organizar la sociedad de manera radicalmente diferente, en que la riqueza producida socialmente por miles de millones de seres humanos no sea apropiada por un puñado de grandes capitalistas sino que se destine a las necesidades del pueblo. Para esto, se necesita arrebatarle el control de la sociedad a los imperialistas y otros explotadores por medio de la revolución comunista. Esa nueva sociedad es una sociedad socialista como transición al comunismo, la sociedad sin clases ni desigualdades sociales, en el mundo.

Así como la moral religiosa actual corresponde a las relaciones económicas y sociales de opresión y explotación de la sociedad actual y sociedades de clase anteriores, la moral comunista corresponde a las relaciones económicas y sociales de la sociedad socialista como transición al comunismo.

Esta transición al comunismo requiere la abolición de las "cuatro todas" identificadas por Marx: 1) la abolición de todas las diferencias de clase, como son, por ejemplo, las diferencias entre obreros y capitalistas, campesinos y terratenientes, etc.; 2) la abolición de todas las relaciones económicas que determinan las clases (como son el acaparamiento de los medios de producción por unos cuantos, la división entre los que trabajan con la mente y con las manos y la distribución de lo que se produce); 3) la abolición de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, como son, por ejemplo, el patriarcado y la opresión de la mujer, la discriminación y opresión a los indígenas y la dominación de una nación por otra; y 4) la abolición de todas las ideas que corresponden a eso, por ejemplo el machismo, el racismo, etc.

Esto es la base de la moral comunista, estas 4 Todas. No que “Los pobres siempre estarán con nosotros”, como dice la Biblia, sino que hay que acabar con la pobreza, y no sólo eso, sino acabar con todas las profundas disparidades en el mundo.

La moral comunista corresponde a la futura sociedad comunista y tiene que aplicarse concretamente a todos los diferentes problemas en la sociedad. Por ejemplo, actualmente fuerzas fundamentalistas se oponen al matrimonio gay, como parte de su ofensiva por reforzar la moral tradicional y patriarcal, y la Biblia predica que hay que matar a los homosexuales, en Levítico 20:13, que dice “Si alguien se acuesta con varón como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos”. En realidad, como señala el libro de Avakian, ni las relaciones heterosexuales ni las homosexuales tienen de por sí nada que sea más positivo o negativo ni nada que sea más o menos natural, y la demanda democrática de igualdad para el matrimonio entre personas del mismo sexo es completamente justa. Sin embargo, mientras siga existiendo el sistema actual las relaciones entre las personas en las parejas que sean, no escaparán de la influencia del patriarcado. Por eso, lo más importante es el contenido de cualquier relación sexual o íntima, sea heterosexual, homosexual o lesbiana: ¿expresa y promueve el afecto, el respeto mutuo y la igualdad en la pareja –y contribuye a lograr la igualdad entre hombres y mujeres--, o constituye y contribuye a la degradación de las personas y a la opresión de la mujer en particular?

En resumen, necesitamos la moralidad sin dios. En primer lugar, porque dios no existe, así que, si vamos a ser buenos, necesariamente será sin dios. Pero más fundamentalmente porque la moral religiosa de la Biblia, así como la del Corán de Islam o la Tora de judaísmo, es una moral anticuada, dañina y opresiva. Necesitamos una nueva moral encaminada a eliminar toda forma de explotación y opresión y toda relación de desigualdad social entre los seres humanos,

una moral internacionalista de plena igualdad para los pueblos indígenas y entre todas las naciones,

una moral que corresponde a la plena emancipación de las mujeres,

una moral de relaciones cooperativas con diversidad e iniciativa individual,

una moral de pensamiento crítico y científico, en vez de obediencia ciega, ignorancia y superstición. Necesitamos, en fin, la moral comunista.


Gracias.
Continúa...